Venezuela ya cuenta con una generación de relevo para tomar el “testigo” de los principales seis campos petroleros de la nación que, en algunos casos, suman más de 80 años de vida arrojando crudo. Las nuevas áreas —seis en producción y otras seis en vías de explotación— suman reservas que llegan hasta los 60.000 millones de barriles y con expectativas de servicio útil de hasta más de 700 años.
Los datos de la industria detallan que de los seis campos más antiguos, cuatro de ellos se encuentran en el Zulia, región por excelencia que produce los crudos más cotizados en el mercado petrolero: los del tipo liviano y mediano. El más viejo es el conocido Tía Juana Lago con 86 años en servicio y una producción promedio de 113.000 bpd.
Igualmente, un total de 19.956 millones de barriles conforman las actuales reservas de crudo de la cuenca petrolera Maracaibo-Falcón. La vida de los yacimientos se proyecta para los próximos 51 años, si se mantiene un ritmo de explotación en el occidente de un millón de barriles diarios en promedio.
En igual situación está la cuenca Barinas-Apure con estimación de años de producción de un máximo de 55 años, si no se localizan nuevos yacimientos productivos y viables.
A esto se le suma que la producción acumulada de hidrocarburos desde 1914 hasta el pasado año llega a los 64.924 millones de barriles y buena parte de ese aporte ha sido de las zonas energéticas ya en “media máquina”.
Víctor Santamarín, experto en hidrocarburos y analista de una consultora independiente, reconoció el declive de algunas zonas petroleras en el occidente venezolano y en el centro del territorio. “Este comportamiento de la caída acelerada en algunos campos no sólo es en el Zulia, porque lo mismo se observa en otras áreas Guárico y Monagas. También hay que entender que no son campos eternos, en algún momento se les tiene que agotar el recurso”.
“Lo que está pasando en Venezuela es una tendencia mundial. Los campos petroleros más productivos del mundo, tales como: Cantarell (México), Safaniyah (Arabia Saudita) o Greater Burgan (Kuwait) ya están en vías de morir. Pero si unos se están agotando otros ya están en fase de comenzar a producir”, agregó.
Por esto, la nación tiene bajo la manga una generación de relevo para solucionar el problema. Los ejemplos sobran y buena parte de estos se encuentran en el oriente, en su mayoría, cerca y dentro de la Faja Petrolífera del Orinoco, con sus 55.514 km² y reservas que albergan 1,2 billones de barriles de petróleo original en sitio (Poes).
El documento oficial de Pdvsa indica que los más relevantes son Zuata Norte y Cerro Negro, ambos ubicados en Anzoátegui, con una relación de reservas probadas/año de 776 y 686 años de vida. Las dos áreas se encuentran operativas desde hace 30 años.
En igual sintonía se encuentran Zuata Principal y Cerro Negro, con expectativas de productividad de 597 y 318 años.
“La nueva historia energética de Venezuela está en el oriente. Son zonas poco explotadas y con hidrocarburos de buena calidad para ser comercializados. Algunos de ellos necesitan mezclarse con otros del tipo liviano para ser más rentables”, añadió el analista Carlos Sánchez.
En la Faja del Orinoco también se tienen buenas expectativas. Ya existen seis campos asignados —Carabobo 1, Carabobo 2, Junín 2, Junín 4, Junín 5 y Junín 6—, a consorcios transnacionales en conjunto con Pdvsa que están a punto de iniciar las fases de explotación.
En todos los casos cada una de las área poseen reservas estimadas entre 25.000 millones de barriles y más de 60.000 millones de barriles.
Y es que todo se conjuga a la hora de avisorar el destino del país. “El futuro está en la Faja del Orinoco y hacia allá vamos”, afirmó, hace pocos meses, el propio ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez. Los ojos de Pdvsa están allí puestos, pues sus reservas alcanzan para más de 300 años de explotación.
Los datos de la industria detallan que de los seis campos más antiguos, cuatro de ellos se encuentran en el Zulia, región por excelencia que produce los crudos más cotizados en el mercado petrolero: los del tipo liviano y mediano. El más viejo es el conocido Tía Juana Lago con 86 años en servicio y una producción promedio de 113.000 bpd.
Igualmente, un total de 19.956 millones de barriles conforman las actuales reservas de crudo de la cuenca petrolera Maracaibo-Falcón. La vida de los yacimientos se proyecta para los próximos 51 años, si se mantiene un ritmo de explotación en el occidente de un millón de barriles diarios en promedio.
En igual situación está la cuenca Barinas-Apure con estimación de años de producción de un máximo de 55 años, si no se localizan nuevos yacimientos productivos y viables.
A esto se le suma que la producción acumulada de hidrocarburos desde 1914 hasta el pasado año llega a los 64.924 millones de barriles y buena parte de ese aporte ha sido de las zonas energéticas ya en “media máquina”.
Víctor Santamarín, experto en hidrocarburos y analista de una consultora independiente, reconoció el declive de algunas zonas petroleras en el occidente venezolano y en el centro del territorio. “Este comportamiento de la caída acelerada en algunos campos no sólo es en el Zulia, porque lo mismo se observa en otras áreas Guárico y Monagas. También hay que entender que no son campos eternos, en algún momento se les tiene que agotar el recurso”.
“Lo que está pasando en Venezuela es una tendencia mundial. Los campos petroleros más productivos del mundo, tales como: Cantarell (México), Safaniyah (Arabia Saudita) o Greater Burgan (Kuwait) ya están en vías de morir. Pero si unos se están agotando otros ya están en fase de comenzar a producir”, agregó.
Por esto, la nación tiene bajo la manga una generación de relevo para solucionar el problema. Los ejemplos sobran y buena parte de estos se encuentran en el oriente, en su mayoría, cerca y dentro de la Faja Petrolífera del Orinoco, con sus 55.514 km² y reservas que albergan 1,2 billones de barriles de petróleo original en sitio (Poes).
El documento oficial de Pdvsa indica que los más relevantes son Zuata Norte y Cerro Negro, ambos ubicados en Anzoátegui, con una relación de reservas probadas/año de 776 y 686 años de vida. Las dos áreas se encuentran operativas desde hace 30 años.
En igual sintonía se encuentran Zuata Principal y Cerro Negro, con expectativas de productividad de 597 y 318 años.
“La nueva historia energética de Venezuela está en el oriente. Son zonas poco explotadas y con hidrocarburos de buena calidad para ser comercializados. Algunos de ellos necesitan mezclarse con otros del tipo liviano para ser más rentables”, añadió el analista Carlos Sánchez.
En la Faja del Orinoco también se tienen buenas expectativas. Ya existen seis campos asignados —Carabobo 1, Carabobo 2, Junín 2, Junín 4, Junín 5 y Junín 6—, a consorcios transnacionales en conjunto con Pdvsa que están a punto de iniciar las fases de explotación.
En todos los casos cada una de las área poseen reservas estimadas entre 25.000 millones de barriles y más de 60.000 millones de barriles.
Y es que todo se conjuga a la hora de avisorar el destino del país. “El futuro está en la Faja del Orinoco y hacia allá vamos”, afirmó, hace pocos meses, el propio ministro de Energía y Petróleo, Rafael Ramírez. Los ojos de Pdvsa están allí puestos, pues sus reservas alcanzan para más de 300 años de explotación.
Rodriguez, D. (2011, Octubre 13) Los “viejos” campos de crudo tienen su generación de relevo. Panorama. Disponible en: http://www.panorama.com.ve/micros/economia_site/798966.html
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