Claudia, de dos años, abre la puerta de la biblioteca de los Lombardi a las 9.30 de la mañana y deja pasar a su abuelo Ángel, quien le agradece el gesto con una sonrisa pícara. Está de punta en banco, viste guayabera manga larga blanca, perfectamente combinada con pantalón y zapatos negros.
Dentro de la quinta Ilia, en la urbanización El Pilar, el tiempo parece detenerse con las primeras palabras del rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta. Su discurso se centra en la ciudad donde creció, la de la década de los 50 y 60. Todo giraba en torno a la plaza Bolívar, Urdaneta, Baralt, La Ciega y el mercado principal. La gente hacía todas sus compras allí, y él lo recuerda claro porque más de una vez acompañó a su mamá al lugar.
Allí también transcurrió su vida intelectual. Dio sus primeros pasos en la biblioteca del estado, a donde iba cada tarde hasta las 7.00 de la noche. Luego, el joven Ángel Lombardi iba hasta el cine de la calle Carabobo, donde se deleitaba con películas rusas.
"Ese fue el mundo en el que me formé mientras desarrollaba mi conciencia política y mis ideas intelectuales. A medida que estudiaba mi bachillerato en el liceo Baralt, marcaba las pautas de lectura".
Bien formado
Su colección de cinco mil libros respalda lo dicho. No los ha leído todos, pero por lo menos los ha "manoseado". En su primera biblioteca resaltan fotos familiares. En una hilera inferior hay diez portaretratos que muestran a sus hijos con toga y birrete, todos con el sello de la Universidad del Zulia.
En la parte superior hay textos de antropología, historia, psicología, artes plásticas y literatura. Detrás de dos puertecillas de vidrios, se esconde su colección más preciada: los libros de Friedrich Nietzsche. En la segunda biblioteca tuvo lugar el encuentro. Ahí lee y ve una que otra película.
Nacido el 13 de diciembre de 1943, es fiel creyente de Santa Lucía y La Chinita. A ellas, y a Dios, le agradece toda una vida de trabajo y logros alcanzados a punta de sacrificio y disciplina. Para él no es problema rememorar sus años mozos, esos en los conquistó a su esposa Lilia con quien procreó diez hijos.
Ella siempre estuvo a su lado. Se conocieron como vecinos en la urbanización Sucre y cursaron juntos sus estudios en la Facultad de Humanidades de LUZ, aunque en carreras diferentes: él en la escuela de Educación y ella en la de Letras. Se casaron un año después de graduarse, en 1966.
El día para ellos inicia a las 7.00 de la mañana. Una hora después van a la universidad y atienden sus deberes. Almuerzan algo ligero y regresan juntos a casa, de la mano. Desde hace 30 años, y por tener una familia numerosa, Lombardi se va a la cama después de la medionche. Ese es el tiempo en el que escribe y lee.
Ahora vive feliz con su eterna compañera y su hija menor, mamá de Claudia y otro pequeño de cuatro meses. Un día a la semana cenan con la familia de uno de sus hijos, y los sábados y domingos se reúnen. "Soy como todo abuelo, consentidor. Mis 13 nietos hacen lo que les da la gana conmigo".
Cada día Ángel Lombardi se recuerda que "en la vida no se camina solo, siempre se debe estar acompañado de gente que te ve tropezar, pero que ayuda a levantarte".
Agenda apretada
A Ángel Lombardi, ex rector de la Universidad del Zulia, no le gusta hablar de reconocimientos ni homenajes. Prefiere definir la iniciativa de LUZ, Rafael Urdaneta, Unica, Rafael Belloso Chacín, Alonso de Ojeda y la José Gregorio Hernández como actividades emprendidas por amigos.
"Lo que salva y perjudica a un ser humano son las intenciones, porque no tiene mérito dar algo a cambio de otra cosa. Le doy más importancia al acto gratuito, ese que no tiene segundas intenciones".
Las celebraciones iniciarán hoy con una conferencia en el Maczul a las 9.00 de la mañana. A las 5.00 de la tarde LUZ le entregará el Doctorado Honoris Causa. Habrá más foros y ponencias en la Cámara de Comercio y la Unica hasta el viernes 4 de noviembre.
Dentro de la quinta Ilia, en la urbanización El Pilar, el tiempo parece detenerse con las primeras palabras del rector de la Universidad Católica Cecilio Acosta. Su discurso se centra en la ciudad donde creció, la de la década de los 50 y 60. Todo giraba en torno a la plaza Bolívar, Urdaneta, Baralt, La Ciega y el mercado principal. La gente hacía todas sus compras allí, y él lo recuerda claro porque más de una vez acompañó a su mamá al lugar.
Allí también transcurrió su vida intelectual. Dio sus primeros pasos en la biblioteca del estado, a donde iba cada tarde hasta las 7.00 de la noche. Luego, el joven Ángel Lombardi iba hasta el cine de la calle Carabobo, donde se deleitaba con películas rusas.
"Ese fue el mundo en el que me formé mientras desarrollaba mi conciencia política y mis ideas intelectuales. A medida que estudiaba mi bachillerato en el liceo Baralt, marcaba las pautas de lectura".
Bien formado
Su colección de cinco mil libros respalda lo dicho. No los ha leído todos, pero por lo menos los ha "manoseado". En su primera biblioteca resaltan fotos familiares. En una hilera inferior hay diez portaretratos que muestran a sus hijos con toga y birrete, todos con el sello de la Universidad del Zulia.
En la parte superior hay textos de antropología, historia, psicología, artes plásticas y literatura. Detrás de dos puertecillas de vidrios, se esconde su colección más preciada: los libros de Friedrich Nietzsche. En la segunda biblioteca tuvo lugar el encuentro. Ahí lee y ve una que otra película.
Nacido el 13 de diciembre de 1943, es fiel creyente de Santa Lucía y La Chinita. A ellas, y a Dios, le agradece toda una vida de trabajo y logros alcanzados a punta de sacrificio y disciplina. Para él no es problema rememorar sus años mozos, esos en los conquistó a su esposa Lilia con quien procreó diez hijos.
Ella siempre estuvo a su lado. Se conocieron como vecinos en la urbanización Sucre y cursaron juntos sus estudios en la Facultad de Humanidades de LUZ, aunque en carreras diferentes: él en la escuela de Educación y ella en la de Letras. Se casaron un año después de graduarse, en 1966.
El día para ellos inicia a las 7.00 de la mañana. Una hora después van a la universidad y atienden sus deberes. Almuerzan algo ligero y regresan juntos a casa, de la mano. Desde hace 30 años, y por tener una familia numerosa, Lombardi se va a la cama después de la medionche. Ese es el tiempo en el que escribe y lee.
Ahora vive feliz con su eterna compañera y su hija menor, mamá de Claudia y otro pequeño de cuatro meses. Un día a la semana cenan con la familia de uno de sus hijos, y los sábados y domingos se reúnen. "Soy como todo abuelo, consentidor. Mis 13 nietos hacen lo que les da la gana conmigo".
Cada día Ángel Lombardi se recuerda que "en la vida no se camina solo, siempre se debe estar acompañado de gente que te ve tropezar, pero que ayuda a levantarte".
Agenda apretada
A Ángel Lombardi, ex rector de la Universidad del Zulia, no le gusta hablar de reconocimientos ni homenajes. Prefiere definir la iniciativa de LUZ, Rafael Urdaneta, Unica, Rafael Belloso Chacín, Alonso de Ojeda y la José Gregorio Hernández como actividades emprendidas por amigos.
"Lo que salva y perjudica a un ser humano son las intenciones, porque no tiene mérito dar algo a cambio de otra cosa. Le doy más importancia al acto gratuito, ese que no tiene segundas intenciones".
Las celebraciones iniciarán hoy con una conferencia en el Maczul a las 9.00 de la mañana. A las 5.00 de la tarde LUZ le entregará el Doctorado Honoris Causa. Habrá más foros y ponencias en la Cámara de Comercio y la Unica hasta el viernes 4 de noviembre.
Moran, I. (2011, Octubre 13) Hoy comienzan los homenajes para el rector Ángel Lombardi. Panorama. Disponible en: http://www.laverdad.com/detnotic.php?CodNotic=71214
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